
Campeonato Mundial de Ciclismo de Ruta 1973
— 3 julio, 2025En septiembre de 1973, cuatro chilenos se presentaron en el campeonato mundial de ciclismo de ruta que se celebró en Barcelona, España, entre el 29 de agosto y el 2 de septiembre. La carrera masculina se desarrolló en un circuito con salida y llegada en el Parque de Montjuïc, con un recorrido que incluía la conocida Ascensión de Montjuïc, convirtiéndolo en un desafío extremadamente exigente. La carrera fue de 17 vueltas, cubriendo una distancia de 248 kilómetros. La expectativa del mundial era alta, ya que prometía un emocionante duelo entre Luis Ocaña y Eddie Merck, dos de los corredores más destacados de la temporada, pero nada se desarrolló como se esperaba.
Chile estuvo presente con Fernando Vera, Sergio Salas, Alejandro Urrutia, Bruno Génova y un cuerpo técnico de tres personas más el padre Alejandro Deschamps. La prensa de la época publicaba que los seleccionados participarían en la prueba Gran Fondo del Mundial de Ciclismo Amateur; las noticias llegaron por intermedio de una carta que envió el profesor Alfredo Soto, que estaba radicado en España y que realizó la labor de masajista.
Soto comentaba que “el circuito fue sumamente fuerte, con mucho calor y viento. Solo los muy bien preparados podían resistirlo, pues de un total de 161 ciclistas que tomaron la partida, solamente terminaron 84 ciclistas; se alcanzó un promedio de 43 kilómetros y algo más en las primeras vueltas”.
De los chilenos comento que “a la vuelta y media abandonó Génova, a las dos y media desapareció Urrutia, a la sexta Sala, a la octava Vera». Salas, antes de terminar la segunda vuelta, se escapó con un polaco, pero este intento de “irse” duró muy poco y fueron absorbidos por el gran pelotón”. Si esto no dio sus frutos, por lo menos sirvió para presentar al equipo chileno, “hacer la parada” y que se pudiera decir que estábamos en la partida.

“En términos generales, hay que decir que estamos a mucha distancia de estos países que se presentan para disputar los primeros lugares y no sólo para competir. Nuestro nivel todavía está a la altura sudamericana y veo muy difícil el camino para que podamos pretender competir en otros ámbitos. Indudablemente, lo que hacen estos chilenos, con la inestimable ayuda del Padre Deschamps, es la única manera de salir adelante. A diario están exigidos por competencias de categoría, que sobrepasan con creces cualquier entrenamiento. La experiencia es enormemente positiva y sería mejor si recibieran la ayuda de que hice mención en la carta anterior”.
“Las causas del abandono fueron unánimes: “No sé qué me pasó”, “no fui capaz de más” o “no me podía las piernas”.
»La carrera salió muy fuerte y a quien encontró poco preparado para tal esfuerzo, bien poco podía resistir. A muy poco de la meta se presentaba una subida bastante larga y pesada, donde comenzaban los sufrimientos y la fatiga. Cuando “no se pueden las piernas”, es signo inequívoco que estas han sido sometidas a un esfuerzo en deuda de oxígeno y el organismo que ha sido preparado convenientemente no puede aportar lo que se le exige”.
Y finaliza la carta expresando que lamenta, al igual que los corredores, no haber podido proporcionar noticias más positivas; sin embargo, los ciclistas “han estado conscientes de su fracaso, porque esperaban hacer un papel decoroso y ofrecer algo que diga del esfuerzo que están realizando». Piensan que tendrán que seguir trabajando y mucho más intensamente, para ponerse a la altura necesaria”.

Lo que pasó llegando a la línea de meta es historia del ciclismo en ruta. Una situación que ha provocado mucha especulación y muchos rumores, pero lo que ocurrió en realidad solo lo saben los protagonistas. La situación es la siguiente: a falta de 500 metros, no sabemos si intentando soltar a los demás para llegar en solitario o para lanzar el sprint a su compañero; Maertens lanza un demarraje bestial. Merckx se lanza a su rueda con muchísima dificultad, y cuando intenta superar a su compañero, le fallan las fuerzas. Parece que el joven belga se hará con el oro ante el mismísimo caníbal, pero por detrás llega el italiano Felice Gimondi, que se pone a la altura de Maertens, y en el último golpe de piñón le roba la victoria.
El italiano Felice Gimondi ganó la prueba, seguido por el belga Freddy Maertens y el español Luis Ocaña.

Más allá de los resultados, la participación chilena en el Mundial de Ciclismo de Ruta de 1973 fue una muestra de coraje, pasión y ganas de estar donde se escribe la historia del deporte. Aunque la meta quedara lejos, la experiencia dejó una marca imborrable en quienes se atrevieron a soñar en grande. Estuvieron ahí, representando a Chile con dignidad, compartiendo pelotón con los mejores del mundo y aprendiendo de cada kilómetro. Fue una carrera dura, sí, pero también una lección de humildad y perseverancia. Y en el fondo, eso también es ciclismo: saber levantarse, volver a pedalear y nunca dejar de intentarlo.